1
Sigues
instalada
en
la estación de lo inmediato,
donde
el instante y el fin
acaban
al comenzar.
Sigues
sin marcar huella,
sin
percibir claror y aire nuevo
en
el semblante.
Sigues
instalada
en
la estación de lo inmediato
y
un tren…, no
es lo que esperas.
Ya
no te alegras de verle,
pero
te entusiasma tanto
ver.
2
Entre
nube y nube se funde la piel
y
la vida. ¡Oh!, diosa sin velo
ni
gesto en sus manos.
Su
rostro,
deseo inquieto de una diva
sin
credo ni memoria.
Necesita
su materia de sombra,
pero
sólo acaricia la soledad del signo.
En
sus paisajes
habitan
colinas inconquistables,
vértigo
al mínimo movimiento en la imagen.
Entre
nube y nube comparten, la piel
y
la vida..., su fiel temperatura.