Camino sin puntos cardinales en la mirada,
sin horizonte exacto, sin vértice a mis espaldas.
El norte y el sur desaparecen cuando cierro los ojos,
y, a oscuras, soy el punto más cercano
a ninguna parte.
Tengo todas las horas del universo en el alma,
abro mis parpados y sigo caminando
entre la luz.
Bajo mis pies esta el camino,
cada paso conseguido es sólo una ilusión,
en un tiempo y lugar diferente.
Tropiezo, caigo, pero abro los ojos, me levanto
… y sigo viva.
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