domingo, 14 de febrero de 2010

LA DIFERENCIA



La diferencia entre tu isla y la mía

consiste en que a la tuya,

tu isla,

puedo verle los ojos,

besar su frente, adivinar su mirada,

beber el océano que envuelve su desnudez.

La mía…, mi isla,

está vestida por el viento,

aunque para el resto del universo es invisible.

Para ti, náufrago…, destino inalcanzable.

No, no lo haré,

no te besaré por mucho que te empeñes

o mis palabras te enfurezcan.

Nada tengo contra ti.

Es, sólo, que una rana, en el interior

de mi café con leche,

no ha sido nunca mi desayuno favorito.


martes, 9 de febrero de 2010

PARA HABLAR DE AMOR


Para hablar de amor paseas su imagen por tu memoria.
Por ahí se asoma esa leve sonrisa de su boca
y esa profunda mirada con su triste parpadeo,
todo lo que viene de él te da la vida y te la quita.

No sabes cómo se mide el amor, tampoco si hace falta.
Vives en otra realidad, en otra vida.
Quizá no te ha olvidado; tal vez…, no te recuerda,
puede que esté ahí, sentado entre la gente
y, tras éstos versos, se acerque y te bese.

Pero no lo hará...,
porque nadie traspasa su realidad
sin vislumbrar su rostro en el espejo,
sin besar sus labios en el reflejo último del cristal
ni alcanzar el adiós de su mirada,
sin sentir la escarcha en el punto exacto del contacto
con sus manos y dispuesto a cruzar
la frontera de sí mismo
y de su imagen.

Para ti, la soledad del vidrio...
Para él, la luz de tu rostro, amor...