sábado, 27 de diciembre de 2008

BUENOS DÍAS MI AMOR

Buenos días mi amor. Veo, que tu buen humor te ha despertado, me encanta verte feliz y me desvivo para no hacer nada que pueda molestarte.

Sabes, que no me importa quedarme en casa cuando te vas de copas con tus amigos y, menos ahora, que he perdido mi empleo y vivimos de tu sueldo.

Sé muy bien, mi amor, que el trabajo destroza tus nervios, que necesitas salir de la rutina, evadirte unas horas.
Que encontrar la casa limpia y la comida en la mesa, te hace feliz, por eso, procuro esmerarme, para que puedas descansar cuando regresas.

Créeme cuando te digo que he conseguido soportar tus rechazos, desprecios, y ése vértigo emocional que nos afecta en los días menstruales.

De sobra sabes, mi amor, que follamos siempre que a ti te apetece, aunque sea a tu manera: a secas, sin besos, sin caricias, sin esas tonterías, que no tienen valor, dices.

También sabes que te he sido fiel, que nunca he mirado otros ojos como miro los tuyos, y he intentado gozar de este amor extraño, pero ya no quiero lanzarme a una piscina que no está vacía, sino llena de mierda.

Me niego a vomitar cada vez que te recuerde, por eso, me marcho. En la maleta más pequeña he puesto mi ropa y todo tu cariño.

Y ahora, mi amor, suelta el cuchillo, ponte el vestido,
y con la llave de tu vida…, cierra la puerta.

jueves, 25 de diciembre de 2008

SOY

Soy un cuaderno de ayer con tachones a los lados, un poema sin palabras en el borde de sus labios, el anillo que se hunde a solas tras el naufragio, una huella borrada en el desierto de sus pasos, una casa sin ventanas, sin cimientos, sin abrazos, una grieta que se abre con trayecto inacabado.

Soy vida sin vida, tiempo sin tiempo, amor sin amor, un barco sin timón… flotando en un mar negro.

Soy la cárcel, el preso, y el llanto perdido de todos los besos muertos, una mirada y dos ojos que no siguen su rastro, la humedad de unos labios que, para él, se han secado, unos pezones desnudos que ya no tienen sus manos y unos muslos en pie caminando hacia otro lado.

Soy vida sin vida, tiempo sin tiempo, amor sin amor, una mujer de papel… que ha cruzado un mar negro.

miércoles, 17 de diciembre de 2008

REGÁLAME MIL FLORES

Regálame mil flores
en mil días y susúrrame
palabras al oído.
Pero no digas que me quieres.

Bésame con locura
en la boca, en el cuello,
en los senos.
Pero no digas que me quieres.

Disfruta del incendio
de mi piel, húndete en mi cuerpo
con furor o suavidad,
Pero no digas que me quieres.

Después, acuérdate de éste fuego.
Y si regresas...trae contigo
tu vida y tu sonrisa.
Pero no digas que me quieres.

Porque no podrás… romperme el corazón.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Y UN TIEMPO

Dos pruebas de vida y sangre perdurarán tras el huracán
de silencio y olvido.

Sus últimos pasos alejarán las letras que forman su nombre.
Las paredes guardarán en la memoria su rostro.

En cajas de cartón recogerá las cosas que irán consigo:
fotografías que rescataron gestos, sonrisas.
Perfumes con el aroma de sus movimientos.

¿Dónde guardar las horas que nos comíamos a besos?
¿Dónde las noches de sábanas quemadas en el incendio?

El tiempo… alejará nuestros momentos y, como gotas
de agua en la arena, huirán de nuestra piel.

Dos pruebas de vida y sangre perdurarán tras el huracán
de silencio y olvido.

Dos vidas… y un tiempo.

martes, 9 de diciembre de 2008

CUANDO LLEGA LA NOCHE

Cuando llega la noche me cuesta alcanzar el sueño.
Entonces pienso en ti.

Busco un paisaje en el que liberar mi deseo de amar y te llevo conmigo… jugamos a seducirnos.

Me excita sentir cómo crece tu deseo por conseguir mis besos, mi cuerpo, mi sexo, y cómo la pasión se adueña de ti hasta volverte loco.

Sigues con ardiente empeño acariciando mi piel. Mis palabras dicen que no, pero mi boca miente y tú, lo sabes.

También sabes, que no podré resistir mucho más tiempo, que me pierdo entre tus brazos, tus labios, mi silencio, que ya es uno todo lo nuestro y gozamos del placer que confirma que no estamos muertos.

Suena el despertador, mi dedo apaga su grito, salgo de la cama, necesito frenar el abrazo helado de las sábanas.

Coloco, bajo el húmedo calor de la ducha, mi cuerpo.
Entonces pienso en ti.

Sé que estás ahí, en algún lugar: cruzando la calle, aparcando el coche, ojeando el periódico, leyendo estos versos.

También sé que algún día abandonaré mis sueños y ya no bailarán con el agua mis lágrimas de acero, pero, ahora, necesito que algo caliente mi piel...
mientras regresa la noche.