viernes, 27 de marzo de 2009

SÓLO MIRARNOS

Miro al horizonte y regreso a tus ojos.
Te lo digo ahora que estás dormido.
Ahora que no detengo la furia de tus olas.
Ahora que sólo la cara de la luna
alumbra tus sueños.
No, no tendrás que desnudarte.
Ya estás desnudo, pero no me voy,
no me alejaré en silencio.
Sólo hablar, sólo mirarnos
Y girar siempre…muy cerca.
Para que siga la vida,
para no destrozarnos.
Desnudos. Bailando en el aire.

Miras al horizonte y regresas a mis ojos.
Me lo dices ahora que estoy tranquila.
Ahora, que no apagas volcanes en mi piel.
Ahora, que mis manos acaricias
mientras duermo.
No, no tendré que desnudarme.
Ya estoy desnuda, pero no te vayas,
No te alejes en silencio.
Sólo hablar, sólo mirarnos.
Y girar siempre… muy cerca.
Para que siga la vida,
para no destrozarnos.
Desnudos. Bailando en el aire.

Para que cambie la vida.
Para que siga cambiando.

lunes, 23 de marzo de 2009

LIBRE

Y me sentiré
como el último pétalo
de una flor
agitada por el viento.
Mientras me eleve
y me deje caer,
seré... "libre"

miércoles, 11 de marzo de 2009

SÉ QUE ESTÁS AQUÍ

Sé que estás aquí
Porque siento tus pasos, oigo correr el agua
de la ducha y como silbas mientras te afeitas.
Porque siento como absorbes el café
con el borde de tus labios
y subes el volumen de la televisión.
Porque siento como botas
Cada vez que tu equipo mete un gol.
Porque gritas si el favorito gana la carrera.

Soy tu muñeca de ojos azules y blanco cuerpo,
la que guardas en la vitrina de las cosas bellas.

Sé que estás aquí
Porque te sobresaltas siempre
que te quedas dormido en el diván
y cada vez que el timbre del teléfono suena.
Porque oigo tu voz cuando dices que te vas
y abres despacio la puerta al volver del trabajo.
Porque cuando despierto casi todo ha terminado.

Soy tu muñeca de ojos rotos y negro cuerpo,
la que guardas en los cajones de las cosas muertas.

Sí, yo sé que estás aquí…
¿Sabes tú... que me he marchado?

viernes, 6 de marzo de 2009

SUBIR EL PRECIPICIO

He caído en un precipicio,
pero consigo sujetarme en el borde
con la punta de mis dedos.
Sé, que nadie me sacará de aquí
que, cuando las fuerzas me abandonen,
nadie verá la caída hacia el vacío.
El silencio que vive conmigo besa la cara
de la luna y mis ojos soportan, clavadas,
las columnas de Hércules.
A veces pienso que mis uñas son de acero,
porque sujetan con fuerza el peso
de mi cuerpo.
Será por eso, que aguantan el enviste
de los días perdidos y las largas noches sin suelo.
Sé, que hay senderos que aguardan mis pasos.
Senderos con farmacias de guardia para los días
de olvido, de aguas invisibles que humedecen
la piel y esperan mi apetito.
De vez en cuando, hago un esfuerzo,
levanto la mirada hacia esos senderos,
pero miles de preguntas llegan hasta mí
y, como piedras, me golpean.
Busco en la escalera de las respuestas
un descanso que nunca llega.
Sé, que dentro de mí hay un alma guerrera.
Un alma forjada en el túnel del tiempo
que gusta de mirar con los ojos de un águila
y el corazón de una rosa,
pero el miedo ha cegado mi corazón.
Mi cuerpo se ha convertido en una esponja
que absorbe por igual todos los miedos.
Incluso mi saliva es miedo líquido y salino
que se disuelve desde adentro.
Quizá encuentre en el viento de mis versos
la fuerza que me eleve, que devuelva mis pies
al terreno de la existencia
y consiga conservar todo el amor, sin miedo
a hacer sufrir o a que me hagan daño.

No me asusta comerme el vacío.
Lo que me hace sentir un miedo abismal
es subir el precipicio.

martes, 3 de marzo de 2009

"LOS CHICOS ESTÁN BIEN", un poema de Manuel Vilas, de su poemario último: "CALOR"

El 5 de enero me fuí a Barcelona, desde Barbastro, donde estaba helando. En Barcelona no sólo no helaba, sino que me di un baño en la Barceloneta, porque había 17 grados a la una del mediodía. Adoro Barcelona. Me gusta su luz y siempre hace calor. Un chico negro se bañó a mi lado. Siempre que hago algo memorable miro a mi lado y hay un chico negro o un chico chino. Nos reímos juntos entre las olas. Me había olvidado del bañador. Ninguno tenía frío. Ninguno tenía bañador. Desnudos entre las olas, nadando y olvidando el frío. Luego me comí un arroz caldoso con Bogavante y me bebí una botella de Miserere y ya me fuí a comprar cedés de los Who, que es lo que más me gusta: encontrar cedés y deuvedés y libros de los Who y comprarlo todo. Todas las versiones de "The Kids Are Alright", esa canción siempre. Barcelona parecía la Quinta Avenida. A doscientos kilómetros de la Quinta Avenida hay pueblos aragoneses llenos de niebla, llenos de nadie. Qué contraste. Qué salvajada. España es así, pero a mí ya qué puede importarme eso, porque yo estoy bien, sí, yo estoy OK. La verdad es que nos va muy OK. Siempre fuí inocente. Soy inocencia. Tengo suerte. Mis chicos tienen suerte. Mis chicos son dichosos. Mis chicos negros están bien, comen y aman todos los días y no votan cada cuatro años porque no creen en eso. Respiran, viven y mueren y eso es todo. Este 2007 es bueno, sí, ya lo está siendo. Si quieres puedes bailar con mi chica, no me importa. Quédatela. Tened hijos, casaos, fundad una casa, una empresa, sed dichosos. ¿Cómo va importarme que hagas el amor con mi chica si ella es feliz y tú eres bueno? Ningún problema en eso. No quiero leyes. Mis chicos chinos también están bien. Trabajan duro y sonríen por nada. Van en sus motos rojas recorriendo la ciudad, con el arroz tres delicias metido en envases de plástico. Sus sueldos son miseria, pero ellos están bien, porque la vida es así. La vida está bien. La vida siempre estuvo OK. Y a mí me gustan esas motos llenas de ruidos. Y también me gusta el vino tinto caro, "expensive red wine" dice la canción. Bueno, es mi manera de desearte un feliz 2007. Quiero besarte. Quiero quedar contigo a las tres a la tarde, pronto, pronto y estar contigo paseando por el mundo a las seis de la madrugada, tarde, tarde. Quiero casarme contigo y que vengan a la boda todos los chicos, porque esos chicos son buenos. No me he ido todavía. Es 2007 y no me he ido. No me pienso ir. Creo que no me moriré nunca, de verdad, tío, nunca. Mira a mis chicos, ellos están bien. Las campanas están sonando, hay una fiesta en alguna parte. Después de beber y de bailar, sí, tío, nos bañaremos y veremos la salida del sol. Nadaremos hasta allá lejos, y no moriremos ahogados, porque somos buenos, somos chicos buenos. No puedo perderme ni una sola fiesta. No les des a mis chicos trabajos que desesperan y hunden. No les des a mis chicos urnas con vuestro nombre dentro. No te metas en la vida de mis chicos, porque ya suenan todas las campanas del futuro.
Me encanta este poema, entre muchos otros, de Manuel Vilas, porque está lleno de aliento, de vida nueva.
Especialmente para mi compañero de curso y amigo Fernando Lázaro. Por una pronta y feliz recuperación.