viernes, 6 de marzo de 2009

SUBIR EL PRECIPICIO

He caído en un precipicio,
pero consigo sujetarme en el borde
con la punta de mis dedos.
Sé, que nadie me sacará de aquí
que, cuando las fuerzas me abandonen,
nadie verá la caída hacia el vacío.
El silencio que vive conmigo besa la cara
de la luna y mis ojos soportan, clavadas,
las columnas de Hércules.
A veces pienso que mis uñas son de acero,
porque sujetan con fuerza el peso
de mi cuerpo.
Será por eso, que aguantan el enviste
de los días perdidos y las largas noches sin suelo.
Sé, que hay senderos que aguardan mis pasos.
Senderos con farmacias de guardia para los días
de olvido, de aguas invisibles que humedecen
la piel y esperan mi apetito.
De vez en cuando, hago un esfuerzo,
levanto la mirada hacia esos senderos,
pero miles de preguntas llegan hasta mí
y, como piedras, me golpean.
Busco en la escalera de las respuestas
un descanso que nunca llega.
Sé, que dentro de mí hay un alma guerrera.
Un alma forjada en el túnel del tiempo
que gusta de mirar con los ojos de un águila
y el corazón de una rosa,
pero el miedo ha cegado mi corazón.
Mi cuerpo se ha convertido en una esponja
que absorbe por igual todos los miedos.
Incluso mi saliva es miedo líquido y salino
que se disuelve desde adentro.
Quizá encuentre en el viento de mis versos
la fuerza que me eleve, que devuelva mis pies
al terreno de la existencia
y consiga conservar todo el amor, sin miedo
a hacer sufrir o a que me hagan daño.

No me asusta comerme el vacío.
Lo que me hace sentir un miedo abismal
es subir el precipicio.

1 comentario:

PHAROS dijo...

Tengo miedo al saltar el vacio, podre alcanzar esa roca o me desmonare, tengo miedo al saltar el vacio pero sino hay riesgo, siempre estare en el mismo lugar
un beso